Deforestaron la selva y convirtieron las montañas en una gigantesca finca de té. Ahora, Sri Lanka es famoso en el mundo entero por ello y visitar una plantación de té es una experiencia inolvidable. El tren desde Ella a Haputale nos permitirá ver docenas de plantaciones color verde esmeralda en unas pocas horas. Las factorías organizan circuitos para explicar el sistema de procesado, que prácticamente no han cambiado desde el siglo XIX. Vale la pena visitar el Museo del Té de Ceilán, cerca de Kandy, o algunas fábricas como las de Hundungoda Tea Estate, cerca de Kogala, o Pedro Tea Estate, cerca de Nuwara Eliya, fundada en 1885.